¿Cómo afecta el ejercicio a la ansiedad?

La ciencia ha demostrado que la actividad física regular puede ayudar a reducir la ansiedad al desencadenar procesos en el cerebro que ayudan a regular el estado de ánimo y las emociones. Durante el ejercicio, se liberan neurotransmisores como la serotonina y la dopamina, responsables de la sensación de satisfacción y la estabilización del estado de ánimo. Especialmente importante es el ácido gamma-aminobutírico (GABA), un neurotransmisor que tiene un efecto calmante y ayuda a inhibir la actividad cerebral excesiva, a menudo relacionada con estados de ansiedad.


Además de los neurotransmisores, la actividad física también estimula la producción de endorfinas, que reducen la percepción del dolor y mejoran el estado de ánimo. Al mismo tiempo, el ejercicio reduce los niveles de hormonas del estrés como el cortisol, que suele estar elevado en las personas que luchan contra la ansiedad. El entrenamiento regular regula de forma natural los niveles de cortisol, proporcionando un alivio a largo plazo del estrés y la ansiedad.


El ejercicio también promueve el crecimiento de nuevas células cerebrales a través de un proceso llamado neurogénesis, especialmente en el hipocampo, la zona del cerebro responsable de regular la memoria. Este proceso mejora la función cognitiva y la resistencia al estrés, haciendo que el cerebro esté mejor equipado para procesar y calmar los pensamientos ansiosos.